martes, 15 de abril de 2008

Gabriel, la eterna batalla


Hace poco he terminado de ver una sorprendente producción australiana de esas que tan a menudo se pierden por el camino antes de llegar a nuestro país. Gabriel (2007) es una película mezcla de acción, fantasía y filosofía de andar por casa que se hace tan agradable de ver como olvidable, pero que ante todo pone de relieve lo que un grupo de gente con poco dinero pero mucha imaginación y ganas puede dar de sí.

La historia narra la lucha entre arcángeles y ángeles caídos (arcs and fallens) en la ciudad de purgatorio, donde las almas perdidas van a parar y donde llega Gabriel, el último de los los arcángeles que puede devolver la luz a la ciudad. Dirigida y escrita por el debutante Shane Abbess, la estética de la película, que muchos han comparado con Matrix, se acerca muchísimo más a obras como Blade Runner, El Cuervo o Dark City (las dos últimas dirigidas por Alex Proyas, que se crió en Australia, lo que tiene mucho sentido al ver la película) y teniendo en cuenta que Matrix fusilaba Dark City solo porque sí, pues la verdad es que esta ciudad de purgatorio y sus habitantes tienen bastante más que ver con ella que con los plagios de los Wachowski, con esa eterna noche, sus calles cargadas de humo y vapor, la lluvia en los tejados, la sordidez de sus rincones... Es cierto que hay cosas de Matrix en las peleas y efectos especiales, pero son las menos. Gabriel toma una historia tan antigua como el mundo, la eterna batalla entre el Bien y el Mal, y la convierte en algo menos de dos horas de entretenimiento bastante superior a la mayor parte de películas del mismo género que se pueden ver hoy en día. Sin ser nada del otro mundo, ojo, que luego me acusarán de ensalzar películas del montón. Gabriel no lo es, pero tampoco es una obra maestra. Sólo una película entretenida, curiosa e imaginativa, nada más.

Y digo lo de imaginativa porque la película costó apenas 200.000 dólares australianos (algo menos de 117.000 euros), que es lo que cualquier productora se gasta en catering hoy en día (en España también), y luce como si hubiese costado 100 veces más. Rodada con cámaras digitales y mucho talento, el equipo técnico de la película ha repasado casi todos los planos de la misma con añadidos digitales (hay pantalla verde por doquier), además de haber generado los planos aéreos de la ciudad completemente por ordenador, para obtener el look final de la misma. Si es cierto que un poco más de dinero en peluquería no le vendría mal (algunos personajes parecen sacados de alguna película de Carpenter de los 80), pero el resto es de lo más apetecible a los ojos del espectador. Posee algunas imágenes y secuencias de una belleza muy particular y que causan una impresión en la retina bastante interesante.

Si a eso le sumamos un reparto más que aceptable en el que el prota no se nos hace cansino (Andy Whitfield), los villanos son interesantes (Dwaine Stevenson a la cabeza) y la chica es una preciosidad (Samantha Noble), pues nos queda un producto final la mar de digno, pese a alguna chapucilla de guión (diálogos con aires de grandeza, giros finales poco sorprendentes...) y la dirección de un novato como es Abess. Cine de género con muchas ganas del que podríamos aprender muchísimo. La película recuadó casi 1,2 millones de dólares en Australia, pese a un estreno reducido con menos de 100 salas, y ha sido vendida en medio mundo. Podríamos tomar nota aquí en España de lo que interesa ver a los espectadores, en vez de protestar por presupuestos y demás historias. Se puede hacer cine de género barato y con un mínimo de calidad, exportable y rentable. ¿A qué esperamos?
Os dejo el trailer para que le echéis un ojo y si cae en vuestras manos no dejéis de verla.

9 comentarios:

Unknown dijo...

Después de tantas semanas viendo en cartelera "da real shit", parece ser que tengo un buen motivo para ir al cine.
No veo una buena película de australianos desde Cocodrilo Dundee...

Ups.. me confirman que hablamos de cine autraliano, no de cine "de australianos"... ejem...

Esa estética lúgubre, oscura, cuasi-apocaplíptica no deja de recordarme Guardianes de la Noche (en la Rusia profunda sí que son de la Santa Cofradía del Puño Cerrao). Otra cosa a resaltar es que, así como Dark City y Matrix consiguieron en mí un mismo efecto de mandíbula batiente, los sentimientos no pudieron ser más contradictorios: la primera de sorpresa, la segunda de bostezo.

Aunque estamos ante un género trillado como pocos, tiene buena pinta (aunque me sigue gustando más Cocodrilo Dundee).

Unknown dijo...

En España se espera a que las historias de putas, maricones, y agobio existencial (aka la lucha diaria por sobrevivir) llegue a cotas que provoquen que se realice una película (la mejor del año, ganadora de 11 premios "Poya") que, ¡oh sorpresa!, ya existe (aunque con otro nombre).

Ups... me confirman que esto ya está pasando actualmente.

Pues... no se a que esperan.

P.D.- llamadme lo que querais, pero el cine español es una Mierda, con M mayúscula.

Jesús Usero dijo...

No te voy a negar, Rubén, que algo de Guardianes de la Noche, del Día y del Plenilunio, tiene. Pero es más de lo otro. Es menos contemplativa que el cine ruso, para bien y para mal. Vamos, que pasan más cosas, pero se aceleran demasiado. Y tampoco creo que el cine español sea tan malo, Zapa. Su problema es que no saben hacer películas que interesen al público la mayor parte de las veces. Y una peli como Gabriel, buena o mala, es lo que la gente quiere ver. Pero aquí ni les interesa ni quieren hacerla. Somos así de catetos, la verdad.

Unknown dijo...

Mi teoría es la siguiente: el cine español falla porque es "español".
Me explico: En España, desde hace siglos, se guía mucha gente por el "que dirán" a rajatabla.

A partir de ahí, no puedo hacer una película que sea interesante, porque me salgo de los canones antes marcados (putas, maricones, y cotidianidad chabacana) y mis compañeros de la Academia del Cine me van a tachar de "americanisimo, sin arte, vendido, vacío" y lindezas similares, mientras le lamen el falo a Almodóvar, Garci, o artistas (ejem) similares.

Unknown dijo...

Bueno aquí siempre vendemos la moto del liberalismo y contemporaneidad y seguimos anclados a los clichés del pasado, puesto que aún quedan (y quedarán, por desgracia) los barones asentados en las instituciones académicas: universidad, cine, lengua, etc...

La sociedad que demanda películas al estilo americano son tachadas de masas catetas sin cultura ni vena crítica y, aunque en parte tienen razón, eso no significa que de vez en cuando sea necesario algo diferente... coño! que todos los días viendo cine iraní de denuncia social amarga hasta el mas bohemio.

Jesús Usero dijo...

Es que el cine, además de arte, también es entretenimiento. Que de USA nos llegan muchos dramas y no los ve ni el Papardiero I. La gente quiere lo que quiere, pasar el rato, desconectar de sus problemas, echarse unas risas... Al menos en el 90% de las ocasiones. Bastantes marrones tenemos en casa para ir al cine a comernos los ajenos. El cine español tiene que aprender a gustar al público. No se trata de la calidad en sí, sino de que al público le interese ver las películas que hacemos. No creo que los productores de El Orfanato o REC se quejen de la taquilla, la verdad.

Miguel Juan Payán dijo...

El cine español falla porque la mayoría de los que hacen cine aquí (y conste que a muchos les dejan hacer cine bien porque están enchufados por parentesco, mamoneo, felaciones o similar)pasan del público como de comer mierda, y lo que quieren es contarnos sus putas neuras, darle caña al hurgamiento de la pelusilla de sus putos ombligos, arreglar cuentas pendientes con un ego que tienen en obras desde que los parió su madre, o simplemente hacerse una paja con la cámara y quedarse tan frescos.
Y luego cuando alguno tiene la mínima astucia de parir algo que funcione en la taquilla, le ponemos a caldo porque para algo este es el puto país de la envidia como vicio nacional.
Un asco, señores, un puto y jodido asco. Lo siento, he tenido mañana de funcionarios y papeleo, y eso quema mucho: hasta los huevos me tienen de tanta jarana tipo Kafka, coño, que esto parece el proceso: somos borregos del papeleo.
Me he pasado toda la puta mañana pensando en la escopeta que llevaba el amigo Steve McQueen en La huida.

Unknown dijo...

Ah... El papeleo...
Ya que los cineastas españoles son tan aficionados a los dramas cotidianos, ¿para cuándo una película sobre las vicisitudes de una prostituta/travesti/homosexual que va a renovar el DNI?

El drama vendría de las colas para realizar un trámite al que tenemos derecho y obligación, la chulería del "hoy sólo damos 20 números, los que lleváis haciendo cola desde las 5:30 de la mañana, estáis de enhorabuena. Los que lleváis desde las 5:40, os podéis ir".
Todo esto condensado con la crítica al aborregamiento de nuestra sociedad al no quemar las comisarías en estas situaciones (incluyendo guiños a la película de Carpenter haría correrse a más de uno) y la condición de minoría del protagonista da, por lo menos, para una peli de dos horas.

Y si se apaña bien, para la secuela cuando vayas a empadronarte.

Miguel Juan Payán dijo...

Coño, sí que da la cosa para una película, Alberto. Lo que pasa es que Rafael Azcona se ha muerto y Luis García Berlanga ya no curra de director.
Lástima. Le habrían sacado jugo a la cosa.
Y con mucha mala leche, claro.