lunes, 9 de junio de 2008

SIETE AÑOS EN LA CASA BLANCA

¡OJO! Puede haber algún que otro Spoiler en las siguientes líneas.


En una de esas locuras que me dan de cuando en cuando (habituales, para qué negarlo) acabo de tragarme en algo así como 30 horas la séptima y última temporada completa de El Ala Oeste. No he dormido y hubiese tardado menos de no tener que ir a currar. Pero, creedme, ha merecido la pena. Obviamente, y como tanto material de diversa procedencia, en España aún se encuentra inédita y ni tan siquiera se ha emitido en TV, pese a datar de 2005-2006, así que he tenido que acudir al mercado internacional para adquirirla porque, digan lo que digan, le pese a quien le pese, es la mejor serie de televisión de la historia. Sin duda alguna. Así que pasados los cuatro primeros episodios me encontraba tan absorto en la trama y las ganas de ver el final de la historia eran tales que no importaba dormir, pero necesitaba verlo todo.



A nivel personal no voy a negar que ésta es también mi serie favorita y predilecta de entre las muchas que devoro asiduamente con esa sensación extraña que da el estar realizando algo por y para tu trabajo, pero que además disfrutas enormemente. Acudir a estos últimos 22 episodios suponía por un lado la emoción de nuevas historias y, por otro, la tristeza de saber que son los últimos. Que no hay más. Hasta aquí ha llegado el viaje. Siete años en 154 episodios. Y esos sentimientos encontrados me hacían dudar si no debía posponer la experiencia. Tampoco se puede esperar eternamente. Así que...



Pero más allá de esa sensación de placer culpable, siendo lo más objetivo que se puede ser, El Ala Oeste es, de largo, la mejor serie de televisión jamás producida. Se me ocurren centenares de motivos en esta producción impecable para que resalte por encima de cualquier otra. Para empezar, la brillante labor de guión que ha sabido mover a sus personajes a través de un universo ficticio pero real durante todo este tiempo con una sabiduría, un desarrollo y una tensión en las historias, memorable. Por no hablar de esos diálogos lanzados como dardos, rápidos, inteligentes, ingeniosos, mordaces... Y los silencios... La dirección, heredada de Urgencias pero mejorada para aplicar vigor y la sensación de ser partícipe contínuo de la acción, componiendo algunos planos y algunas imágenes de una belleza impresionante. El mejor y más elegante reparto de la televisión, donde cada actor parece haber nacido para interpretar su personaje, haciendo muy difícil imaginárselos en otras circunstancias. La sabia producción que ha generado un mundo y un nivel a su alrededor muy difícil de superar (los sets de rodaje cada vez más impresionates, los riesgos asumidos cada vez mayores). Esta serie es lo que todos y cada uno de los productores, guionistas y directores de TV (y de cine, para qué negarlo) aspiran a crear y sólo ellos han llegado a lograr, bordando la perfección. Eso se merece un reconocimiento (y la lista de premios acompaña bastante, la verdad).



La séptima temporada no ha cambiado ni un ápice de los elementos que hicieron a esta serie lo que es, sino que ha intentado mejorarlos y arriesgarse, ir un paso más allá, tratando de sentar las que serían las características de una supuesta octava temporada que nunca llegó a producirse porque la audiencia había perdido interés y a la cadena NBC le parecía el momento perfecto de decir adiós a la serie. Así que nos encontramos con un pequeño desplazamiento del reparto original en favor de los que serían sus sustitutos, siguiendo la carrera electoral del Senador Arnold Vinick (Alan Alda) y el congresista Matthew Santos (Jimmy Smits) y dejando un poco de lado los azares de La Casa Blanca. Era algo que había empezado a introducirse con éxito en la temporada anterior, pero que aquí va un paso más allá comod eclaración de intenciones. Además tratando temas que a día de hoy siguen tan vigentes o más que en su momento de emisión, incluso adelantándose al futuro. En sus 22 episodios podemos ver cómo se trata el hecho de tener el primer candidato racial a la presidencia de EEUU (como ahora sucede con Obama), las masacres en Sudán, un posible conflicto con China, la fatalidad de una desgracia nuclear y cómo puede afectar un golpe así a las elecciones (algo que recuerda a nuestra propia casa)... Memorables episodios como the Cold, con una imagen final del senador Vinick que te deja helado y a la vez es un homenaje al cine clásico, The Ticket, Election Day (un doble episodio que debería enseñar a muchos cómo se hace televisión, con su soberbia mezcla de alegría y amargura), Requiem o, por supuesto, The Debate. Este último, probablemente la pieza televisiva más audaz que uno puede echarse a la cara en los últimos años, fue realizado en vivo y en directo, como si se tratase de un debate real, con todos los riesgos que ello conlleva. A lo largo de sus 50 minutos no sólo la trama del debate resulta absorbente (por Dios cuánto deben aprender los políticos españoles), sino que el prodigio de producción de realizar un episodio en vivo y emitirla a la vez, con todos los riesgos que implica, porque el mínimo detalle que salga mal, da al traste con toda la emisión. O la trama de la "traición" de Toby Ziegler. Simplemente insuperable.


Incluso la desaparición, triste y llorada, del gran John Spencer (el actor falleció en diciembre de 2005), en el papel de Leo McGarrey, se supo aprovechar dentro de la trama creando una serie de historias que aumentaron la calidad de la misma. Grandes regresos se dieron también, como el de Rob Lowe, que volvía a la Casa Blanca años después de su marcha. La aparición de Lowe cerraba el que podría haber sido el nuevo reparto de la serie, con Smits y Alda a la cabeza, acompañados de Jeanene Garofalo, Bradley Whitford y Lowe, con Marie Louise Parker asomándose de cuando en cuando, con Mary McCormack, Teri Polo, Janel Moloney y Kristin Chenoweth. Eso hubiese sido digno de ver. Pero no pudo ser.


Seguro que mucha gente nunca le dará una oportunidad a esta serie debido al creciente antiamericanismo que existe en el mundo. A poca gente le interesa ver cómo funciona el gobierno de un país que detesta. No se trata de eso. Se trata de la calidad. De la clase y la inteligencia. De aprender cómo funciona la sociedad occidental que nos ha tocado vivir (para bien o para mal) Y de que si los gobiernos los formasen gente como ésta, al mundo le iría bastante mejor. En cambio tenemos a Bush... Desgracias de la vida.


Os dejo un par de vídeos de la séptima temporada de esta obra maestra, que me ha hecho reír y llorar de emoción (algo que hacía mucho tiempo que no me pasaba), que me ha hecho disfrutar como nunca, pero que me deja el amargo sabor de la derrota. Perdimos tanto cuando se canceló la serie... Espero que sepáis inglés. El primero es el inicio de la temporada, que cobra un nuevo sentido tras ver todos los episodios. El segundo es una parte de esa joya que es The Debate. Disfrutadlos. Y si alguien desea saber más de esta obra maestra, que pregunte.

Siete años saben a poco...







4 comentarios:

LOko dijo...

jejeje, me tardas en actualizar dos siglos y pa una vez que lo haces no puedo leerlo!!

Empecé hace cosa de una semana a verme la serie... ¿¿a partir de que capitulo es menos peligroso leer tu articulo??

Jesús Usero dijo...

Pues si estás empezando a ver la serie ahora y este post es de la séptima temporada... te quedan 150 episodios más o menos... A ver, lo máximo que se revela es quien gana las elecciones Vinnick/Santos, pero claro, ahí está el meollo de la temporada. A disfrutarla. Quién pudiese descubrir esta serie desde cero...

Miguel Juan Payán dijo...

Yo al contrario que Loko ni he empezado siquiera a ver la serie que tan amablemente me acercaste el otro día. Ahora estoy terminando las clases y en cuanto me quede libre, ataco, pero me ha costado muucho no ponerme a ver el vídeo que has puesto de mi muy admirada Mary McCormack. Como decía la abuela de Aquí no hay quien viva: ¡Qué mona va esta chica siempre!
Por cierto, sospecho que ya sé quién casca. Me lo jodí buscando vídeos de YouTube para ilustrar mi blog.
Los tíos no se cortan un pelo ni avisan.

Jesús Usero dijo...

Suele pasar. Pero el video es inofensivo, sólo es el inicio de la temporada, los dos priemros minutos. Se puede ver sin problemas. Y una vez se termina la temproada y la serie, se debe ver de nuevo para pillar algunas coñas y darle sentido a todo.